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martes, 19 de mayo de 2009

Lucia Sauvé eta Bob Jickling: Harrera




Un mensaje de Lucie Sauvé, presidente

Vivir juntos en la Tierra, hogar de todos, es ciertamente el desafío ético y político más exigente y fundamental de nuestras sociedades urbanizadas y en vías de mestizaje, allí donde se forjan nuevas identidades a través de nuevas relaciones de alteridad. Ello interpela a la educación ambiental en relación con una educación para la ciudadanía, preocupada por la democracia participativa, la justicia y la equidad social. Respirar, beber, alimentarse, vestirse, albergarse, producir y consumir, soñar y crear… son indisociables de una cierta relación al lugar y se inscriben en la trama de una vida compartida, dentro de una red de interacciones en el seno de ecosistemas que nos llevan y de los cuales somos parte integrante.
Este congreso nos reúne en torno a cuestiones vivas que suscitan grandes inquietudes. Debemos aprender a re-habitar colectivamente nuestros espacios de vida, de manera responsable, en función de un sistema de valores bien clarificados y cada vez más reafirmados: aprender a vivir aquí, juntos – entre nosotros, humanos – y también con las otras formas de vida que comparten y componen nuestro medio ambiente. De una cultura del consumo y de la acumulación individualista, anclada en ideas prefabricadas, debemos pasar una cultura de la pertenencia, del compromiso crítico, de la resistencia, y de la solidaridad.
Somos seres situados, contextualizados, enraizados… o con carencia de raíces. Vivir – esta dinámica de ser – supone un espacio-tiempo actualizado en un « aquí y ahora », que tenga la huella de nuestras moradas así como de nuestros viajes y exilios anteriores. El « aquí » es la burbuja del hogar, de la aldea, del barrio, de la ciudad, del país. El « aquí » se despliega también como una cinta a lo largo de nuestros ejes de transporte, cada vez más rápidos, y en diversos paisajes al ritmo de nuestras migraciones. El « aquí » toma ahora la forma esférica de nuestra pequeña Tierra. El « aquí » está donde estamos, juntos, residiendo o de paso, en nuestro rincón del mundo. Y siempre el « aquí » está anclado en una realidad bien concreta, que a menudo tendemos a olvidar en el universo autista de nuestras vidas cada vez mas virtuales.
Además, « ser humano » corresponde esencialmente a una aventura colectiva: construimos nuestras identidades en relación los unos con los otros, nuestros entornos se tejen en la confluencia entre naturaleza y cultura. Aprender a ser, es decir a vivir aquí, juntos, es el núcleo de un proceso educativo global.
Al igual que en los anteriores Congresos mundiales de educación ambiental, este 5° Congreso se hace acto político. Nos lleva a reflexionar sobre la educación y el medio ambiente, dos campos de interacciones con fuerte dimensión política, puesto que abordan asuntos públicos. Este congreso tiene por finalidades la de contribuir al reconocimiento de la importancia socio-politica de la educación ambiental y la de fortalecer este campo, con el apoyo de las diversas instancias de decisión.
Es con gran entusiasmo que los invitamos a participar en este 5° Congreso mundial de educación ambiental, que se ancla en una dinámica participativa y multicultural. Al compartir nuestras reflexiones y experiencias, confirmaremos el papel de la educación ambiental como una dimensión esencial del desarrollo de las personas y de las sociedades: en la relación consigo mismo y con los otros humanos, ella se ocupa de la relación con Oïkos, esta casa de vida compartida. Ella nos invita a descubrir los lazos entre ecología, economía y ecosofía. Veremos como ella puede contribuir a enriquecer el sentido de nuestras vidas, a estimular la innovación social y a influenciar las políticas públicas para así lograr las transformaciones profundas que nos permitirán vencer el desafío sin precedentes de vivir en « la Tierra, hogar de todos ».
Nuestra cordial bienvenida a Montreal, a todas y todos, en mayo de 2009.

Lucie Sauvé,
Titular de la Cátedra de investigación del Canadá
en Educación ambiental
Miembro del Instituto de Ciencias del medio ambiente
Miembro del Instituto Salud y Sociedad
Miembro de la Red Dialog (INRS), sobre asuntos indígenas
Université du Québec à Montréal

Artículos:






Un mensaje de Bob Jickling, presidente
http://www.jickling.ca

La temperatura está aumentado en la Tierra, hogar de todos. Olvidémonos de asociar el efecto invernadero con imágenes de un agradable calentamiento o de un acogedor invernadero donde prosperan felices los tomates y pepinos. La situación es realmente alarmante. Los climas están cambiando y está amenazada nuestra casa común a la cual los antiguos griegos llamaban oïkos. Cuando esa casa se encuentra en peligro, todas las actividades humanas y terrestres sufren una gran presión y se fragmentan los conceptos de identidad, solidaridad y relaciones socioecológicas con todas las formas de vida. Como habitantes de un país circumpolar, muchos canadienses están empezando a comprender esta situación y las regiones septentrionales están entre las más afectadas por el cambio climático. Sin embargo, ésta no es más que una de las muchas problematicas que amenazan la “integridad, estabilidad y belleza de la comunidad biótica”.
Wangari Maathai y, en fecha más reciente, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y Al Gore han hecho mucho por sensibilizar a la colectividad sobre las cuestiones socioambientales, tanto a través de sus trabajos como del Premio Nobel que les fue conferido. Ellos, junto a un sinfín de otras personas, han contribuido a que el planeta tome conciencia sobre las cuestiones ambientales. Esa mayor toma de conciencia es una oportunidad propicia para quienes somos educadores ambientales. Pero ¿cuál es la labor que debemos realizar? ¿Qué enfoques deberíamos difundir?
En la película documental Una verdad incómoda, Al Gore adoptó un enfoque que se apartó de los guiones comunes, describiendo el cambio climático como una cuestión fundamentalmente de índole moral. A lo largo del documental, los vínculos principales entre ecología y economía son evidentes, pero también está claro que las cuestiones ambientales son cuestiones de ecosofía, o filosofía imbuida de inquietudes morales y éticas por nuestro oïkos. Y si deseamos implantar una nueva ética, es necesario que difundamos nuevos enfoques.
En este 5o Congreso Mundial de Educación Ambiental convocado para examinar tanto antiguos como nuevos enfoques, estoy consciente de que nuestros avances se apoyarán en la labor de quienes nos precedieron. Recientemente, educadores y activistas se reunieron en noviembre de 2007 en Ahmedabad (India), en ocasión de la 4a Cuarta Conferencia Internacional de Educación Ambiental. Tres décadas después de la primera conferencia intergubernamental celebrada en Tbilisi, me inspira un renovado compromiso de educación ambiental y el claro sentimiento de urgencia plasmado en la Declaración de Ahmedabad. Esa Declaración nos dice que ya no necesitamos recomendaciones para cambios incrementales, sino recomendaciones que nos ayuden a modificar radicalmente nuestros sistemas económicos y productivos, al igual que nuestros estilos de vida. Agrega que necesitamos un marco educacional que no solamente acompañe a esos cambios radicales sino que también pueda tomar la iniciativa. Para desarrollar y aplicar esas recomendaciones, al igual que para hacer realidad esos enfoques radicalmente nuevos, los educadores necesitarán aceptar cambios fundamentales en las maneras en que se crea, transmite y aplica el conocimiento.
Una ventaja de participar en congresos mundiales es la oportunidad de dialogar e intercambiar experiencias con colegas de todo el mundo. En preparación para el 4º Congreso Mundial de Educación Ambiental celebrado en 2007 en Durban, Sudáfrica, Heila Lotz-Sisitka destacó la importancia de esos diálogos. Los caracterizó ella como vías para buscar conjuntamente nuevos significados, reflexiones comunes y emociones compartidas. En vez de buscar zanjar las diferencias, nos dice ella que el diálogo puede alentarnos a buscar respuestas más profundas y a poner en entredicho el orden implícito – que a veces es tácito y está oculto –, ese orden que estructura la manera en que pensamos y hacemos las cosas. Para enriquecer el diálogo en este 5º Congreso Mundial de Educación Ambiental, planteamos tres interrogantes:
• ¿Cómo puede la educación ambiental agregar sentido a nuestras vidas?
• ¿Cómo puede la educación ambiental contribuir a la innovación social?
• ¿Cómo puede la educación ambiental contribuir a influir en las políticas públicas?
Tenemos una labor vital que debemos realizar juntos. Aguardo con interés la oportunidad de conversar con ustedes, escuchar sus opiniones y apreciar su creatividad a medida que proseguimos la labor ya iniciada de transformar la conciencia colectiva hacia enfoques nuevos para habitar con gracilidad la casa común que es nuestro planeta. Con optimismo y emoción, les doy una cálida bienvenida a Montreal.

Dr. Bob Jickling
Profesor Asociado
Coeditor, Canadian Journal of Environmental Education
Facultad de Educación
Universidad Lakehead
Agradecimientos.- He citado libremente conceptos de Aldo Leopold, Al Gore, Annie Ned, Thomas King, la Declaración de Ahmedabad, Heila Lotz-Sisitka, David Bohm, Stephen Sterling y Lucie Sauvé.


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