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jueves, 15 de octubre de 2009

SIETE PASOS PARA LA DANZA DE LA PEDAGOGÍA AMBIENTAL: pasos 4 y 5



Eloísa Tréllez: “SIETE PASOS PARA LA DANZA DE LA PEDAGOGÍA AMBIENTAL”
Pasos 4 y 5

PASO 4. LA EVOLUCIÓN Y LA AYUDA MUTUA

Con el 200 aniversario del nacimiento de Charles Darwin, hemos retomado en este año 2009 las ideas básicas de la Teoría de la Evolución, examinando de nuevo sus fundamentos y principales planteamientos.
En este sentido, es interesante recordar al investigador ruso Piotr Kropotkin, quien con base en diversos estudios realizados en Siberia, publicó el libro La Ayuda Mutua: un factor en la evolución, en el cual dio respuesta al llamado “darwinismo social” de la época. En la Introducción a este libro, Kropotkin planteó el eje de su pensamiento, afirmando que la evolución ha surgido de procesos de cooperación. En la conclusión de su libro, indica :
Al mismo tiempo, otra fuerza activa -la ayuda mutua- ha sido relegada hasta ahora al olvido completo; los escritores de la generación actual y de las pasadas, simplemente la negaron o se burlaron de ella. Darwin, hace ya medio siglo, señaló brevemente la importancia de la ayuda mutua para la conservación y el desarrollo progresivo de los animales. Pero, ¿quién trató ese pensamiento desde entonces? Sencillamente se empeñaron en olvidarla. Debido a esto, fue necesario, antes que nada, establecer el papel enorme que desempeña la ayuda mutua tanto en el desarrollo del mundo animal como de las sociedades humanas. Sólo después que esta importancia sea plenamente reconocida será posible comparar la influencia de una y otra fuerza: la social y la individual.
Este reconocimiento de la importancia trascendental de la cooperación entre los seres humanos, en su proceso evolutivo, se aúna con la imagen de nuestros pensamientos y sentimientos realimentados y convergentes con los de otras personas, que ejercen su influencia y nos acompañan desde sus distintas vertientes. Cada individuo forma parte de ese Todo que se va realimentando a partir de sus mismas raíces.
En investigaciones mucho más recientes, a partir de estudios microbiológicos, han surgido confirmaciones y seguimientos de esta teoría de la Ayuda Mutua. La Dra. Lynn Margulis en uno de sus trabajos indica que
“La competencia en la cual el fuerte gana, ha recibido mucha mejor prensa que la cooperación. Pero ciertos organismos superficialmente débiles han sobrevivido formando parte de entidades colectivas, mientras que los presuntamente fuertes al no haber aprendido el truco de la cooperación fueron arrojados a la pila de residuos de la extinción evolutiva”
Así pues, toda vida aparece como una forma de cooperación.
En este sentido, nuestro retorno al Tronco, es parte de un regreso solidario y convergente con las relaciones constructivas hacia el conjunto de los demás seres humanos. Un reconocimiento de la vida como parte de un proceso evolutivo y de cooperación, al cual la Naturaleza nos convoca, expresando la necesaria reinserción al Todo.

PASO 5. LA E-MOCIÓN
“La razón, para no extraviarse,
debe dejarse guiar por la luz del corazón”.
Al-Gazzali

La palabra emoción proviene del latín motere (moverse). Es lo que hace que nos acerquemos o nos alejemos de una determinada persona o circunstancia. Por lo tanto, la emoción es una tendencia a actuar.
Al recibir informaciones sobre las situaciones ambientales, no siempre se desemboca en una intención hacia la acción. Requerimos movilizar internamente otros mecanismos de sensibilidad que nos impulsen a modificar nuestras conductas, o bien a replantear nuestra mirada sobre los sucesos del entorno, de una manera crítica y creativa.
La sensibilidad y la emoción se convierten en elementos centrales para los procesos educativos, y en ese sentido precisamos el apoyo de las artes que nos pueden acompañar de manera imaginativa y sensible hacia otras formas de ver y sentir la vida: la música, el teatro, la danza, las artes pictóricas… son puertas abiertas que nos hacen movilizar nuestro ser interior, que endulzan y ponen color y sabores infinitos a nuestras vivencias y cotidianidades.
Nos acercan a la profundidad de nosotros mismos, y nos llevan de la mano hacia la Naturaleza y a la intensidad de nuestro ser natural, a la vibración del Universo y al sentido de nuestra existencia.
Cuando intentamos acompañar a grupos humanos en procesos educativos ambientales, debemos partir de los abordajes significativos que para nuestra vida han ido sucediéndose, y por los cuales llegamos a la certeza de nuestro nexo maravilloso, de nuestra integración armónica y única con lo natural, con el Universo, con la totalidad. Es una conducción y un acompañamiento que nos lleva a nosotros mismos y a la Naturaleza.
En sus remotos orígenes griegos la expresión pedagogo se relacionaba con aquellos esclavos que tenían como tarea la de llevar a pacer a los animales, luego los esclavos se encargaron de llevar a los niños a la escuela. En uno y en otro caso se hacía referencia a una conducción y acompañamiento hacia la consecución de alimentos, tema que puede tener connotaciones de diverso tipo: la comida y el sustento.
Se trata entonces de llevar, de acompañar, de conducir a las gentes, niños, niñas, jóvenes y adultos, hacia el logro de un alimento, de un sustento para la mente, para el espíritu. Un sustento nutritivo, orientador y, sobre todo, sensibilizador y emocional.
Llevar-los e insertarse en una búsqueda en la cual la compañía es sólo eso, estar al lado, conducir en algunos momentos, para que transiten múltiples caminos hacia el encuentro de los pastos más diversos y se nutran de ellos, sin exclusiones ni imposiciones.
Es una búsqueda de la real identidad, de la profunda integración del Ser Humano con la Naturaleza. Como dice Eckhart Tolle:
“Dependemos de la Naturaleza, no sólo para la supervivencia física.
La necesitamos para que nos enseñe el camino a casa” .



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