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jueves, 24 de febrero de 2011

Caja de herramientas para los constructores del cambio. Víctor Viñuales.

"Si el mundo alguna vez consigue a ser mejor, solo habrá sido por nosotros y con nosotros" decía José Saramago. Desde la página web de Ecología y Desarrollo (http://www.ecodes.org/traemos esta interesante propuesta para el cambio social.



Este texto está escrito para la acción. Sabemos mucho, hacemos poco. Ése es el drama de nuestro tiempo. Mientras tanto, mueren los ríos, muchas veces envenenados por nuestra codicia, mueren los niños, y
nosotros miramos a otro lado, como cambiando de canal de televisión.
Estas páginas están dirigidas a los constructores del cambio. Los cambios no se hacen solos, los cambios son hijos de las acciones de los hombres y mujeres que, insatisfechos con lo que existe, se ponen a la tarea de construir otra realidad. A esos constructores del cambio
hacia un nuevo pacto con el agua, con la naturaleza, y con nosotros mismos, va dirigido este libro.
Los constructores del cambio con frecuencia se desmoralizan o riñen entre sí. En ambos casos, el cambio se frena. No haremos las paces con el agua y con nosotros mismos, no lograremos dar agua potable a todos los  habitantes del planeta, si no logramos multiplicar los constructores del cambio.  Necesitamos más y los necesitamos más esperanzados.
Para cambiar la realidad se necesita querer hacerlo, tener esperanza en que las cosas  pueden cambiar y querer ayudar a empujar ese cambio. En segundo lugar se necesita mucha tenacidad, mucho esfuerzo: la fuerza de la inercia es tremenda. El desarrollo sostenible no aparece como generación espontánea por el mero paso de los días. Y también se necesitan herramientas adecuadas para abrir la puerta de los cambios.
En las páginas siguientes se proponen herramientas para cambiar. Unas reflexionan sobre los  constructores del cambio. Otras tienen que ver con la cultura relacional que deberían tener esos actores. Algunas tienen que ver con el enfoque de la acción, otras son ideas concretas para poner en práctica. Todas ellas, breves como píldoras, buscan provocar en el lector un diálogo con su propia experiencia como trabajador a favor de la nueva cultura del agua, a  favor del derecho humano al agua.
Algunas de estas herramientas provienen de historias de éxito, otras nacen de fracasos,  hemos acumulado muchos los constructores del cambio. Unas son hijas directas del trabajo de la Fundación Ecología y Desarrollo, otras son hijas de la observación de los proyectos que realiza un sinnúmero de organizaciones que trabajan para hacer las paces con el agua y para  dar agua potable a todos los habitantes del planeta. Todas responden a la pregunta que nos  ha tocado a nuestra generación: ¿Cómo podemos cambiar rápida, honda y extensamente nuestra manera de relacionarnos con el agua?
El tiempo apremia. Los desastres acumulados y el tiempo perdido no nos dejan mucho  margen para la pereza. Tenemos que seguir hablando, debatiendo, aclarando dudas y  confirmando certezas, pero, sobre todo, tenemos que hacer más y más rápido.

Este libro se publicó en la Colección Palabras del Agua- Tribuna del Agua de Expoagua Zaragoza 2008.
NOTA DEL AUTOR DEL LIBRO, VICTOR VIÑUALES: Me gustaría mantener contacto con personas que quieren reflexionar sobre cómo construir el cambio. Si también compartes ese interés me puedes escribir a constructoresdelcambio@ecodes.org.

jueves, 17 de febrero de 2011

A. Vilches y D. Gil: Una situación de emergencia planetaria, a la que debemos y «podemos» hacer frente

Kamouraska (Quebec)

Una situación de emergencia planetaria, a la que debemos y «podemos» hacer frente. Amparo Vilches y Daniel Gil Pérez.


Nuestro primer propósito es sintetizar las razones que han llevado a la comunidad científica a sostener que estamos viviendo una situación de emergencia planetaria, frente a la que es preciso y todavía posible reaccionar para sentar las bases de un futuro sostenible. Nos referiremos así a un conjunto de problemas, estrechamente vinculados y que se potencian mutuamente, como una contaminación pluriforme y sin fronteras, la degradación de todos los ecosistemas terrestres, la pérdida de biodiversidad, el agotamiento y destrucción de recursos fundamentales o la situación de pobreza extrema de miles de millones de seres humanos. 
Analizaremos seguidamente sus causas, relacionadas con la apuesta por un crecimiento guiado por una búsqueda de beneficios particulares a corto plazo, que ha ignorado los límites del planeta y ha llegado a extralimitarlos. En el marco de las medidas que pueden adoptarse para poner fin al proceso de degradación, intentaremos sacar a la luz y debatir los obstáculos que están impidiendo a la ciudadanía y a sus responsables políticos, implicarse seriamente en la tarea vital de construir un futuro sostenible: desde la consideración infundada (pero muy difundida) de que los actuales procesos de degradación son naturales y que la acción humana es irrelevante, hasta dar por sentado que dichos procesos son lineales y, por tanto, lentos y controlables, permitiendo nuestra adaptación a los mismos.
Terminaremos haciendo referencia a la necesidad de una [r]evolución para la sostenibilidad, que une los conceptos de revolución y evolución: revolución para señalar la necesidad de cambios profundos en nuestras formas de vida y organización social; evolución para puntualizar que no se pueden esperar tales cambios como fruto de una acción concreta, más o menos acotada en el tiempo, sino que se precisa un movimiento universal de implicación ciudadana que toda la educación –formal y no reglada– debe potenciar.


Tomado de Revista de Educación, número extraordinario 2009: http://www.revistaeducacion.mec.es/re2009/re2009_05.pdf

sábado, 12 de febrero de 2011

María Novo: La educación ambiental, una genuina educación para el desarrollo sostenible

Traemos al blog otra visión más en el debate de la educación ambiental, educación hacia la sostenibilidad o hacia el desarrollo sostenible: La educación ambiental, una genuina educación para el desarrollo sostenibleMaría Novo Villaverde. Disfrutemos de su visión.

[...] Si la esencia de la vida en comunidad se basa en la posibilidad de elucidar e integrar los mejores rasgos de los individuos que la constituyen, es necesario que la educación, como instrumento de socialización y de actitud crítica, adopte respuestas válidas para los retos que tiene planteados la humanidad. Uno de ellos, tal vez el más relevante en un momento de cambio global como el que vivimos, es el de reorientar nuestras formas de vida hacia la austeridad, la moderación y la sencillez, para romper con el círculo vicioso de la acumulación económica de unos pocos a costa de la pobreza del resto de la humanidad y de la destrucción del medio ambiente.
¿Cómo avanzar en esta dirección? ¿Podremos sustituir la codicia y el dominio que están en la raíz de la crisis ambiental por unas actitudes responsables y equitativas…? La educación, si se deja interpelar por estas preguntas, tiene que caminar hacia una renovación inteligente del arte de vivir y avanzar hacia la «convivencialidad», restituyendo la comprensión del valor de la naturaleza y contribuyendo a la equidad social y la diversidad cultural. Educar es favorecer el progreso humano, pero el de toda la humanidad, no el de una pequeña parte privilegiada a costa del resto, como viene sucediendo históricamente.
La educación se enfrenta, cuando menos, a dos retos ineludibles: por un lado el reto ecológico, que implica contribuir a formar y capacitar no sólo a jóvenes y niños, sino también a los gestores, planificadores y las personas que toman las decisiones, para que orienten sus valores y comportamientos hacia una relación armónica con la naturaleza; por otro, el desafío social que, en un mundo en el que la riqueza está muy injustamente repartida, nos impele a transformar radicalmente las estructuras de gestión y redistribución de los recursos de la Tierra. Ambas cuestiones constituyen verdaderos ejes referenciales al hablar de desarrollo sostenible.
[...]
Si entendemos la sostenibilidad como una meta que persigue nuestra especie para mantener de forma armónica la sociedad humana sobre el planeta, tomaremos esta idea como un horizonte que nos sirve para organizarnos no sólo en el corto y medio plazo, sino también a largo plazo, buscando salvaguardar y preparar una buena calidad de vida para las generaciones futuras.
El desarrollo sostenible, por su parte, es el proceso que, inspirado por un nuevo paradigma, nos orienta sobre los cambios que hemos de practicar en nuestros valores, formas de gestión, criterios económicos, ecológicos y sociales, para mitigar la situación de cambio global en que nos encontramos y adoptar un recorrido más acorde con las posibilidades de la naturaleza que nos acoge. Sería, por tanto, «una forma de 
viajar» hacia la sostenibilidad.
La sostenibilidad, como se indica en apartados anteriores, es uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Sin embargo, las perspectivas de que esta meta pueda alcanzarse son muy negativas, en un momento en el que problemas como el cambio climático están siendo relegados a un segundo plano debido, entre otras causas, a la 
crisis económica, en una estrecha visión que oculta la gravedad del cambio global que está experimentando el planeta.
[...]
El carácter «ecocéntrico» de la educación ambiental se asienta sobre: «la noción del ser humano como ser ecodependiente, que incluye a su entorno en su principio de identidad» (Morin, 1984). La idea de la «ecodependencia» es fundamental para comprender el alcance innovador de este movimiento, porque sitúa a la humanidad, como nos enseñó Leopold, en comunidad de intereses con todo lo existente, al ampliar la comunidad ética para incluir en ella a la Tierra con todos sus seres vivos (Leopold, 2000, p. 26).
Pero lo que nos interesa resaltar, a efectos de nuestra tesis, es que, desde sus inicios, la educación ambiental se constituyó como una genuina educación a favor de un nuevo modelo de desarrollo, y que esta cuestión ha estado siempre presente en su teoría y en sus prácticas. Un desarrollo que primero se llamó  ecodesarrollo, después desarrollo endógeno y más tarde desarrollo sostenible, pero que los educadores ambientales fueron alumbrando y extendiendo siempre desde un empeño compartido: educar para el arte de vivir en armonía con la naturaleza y de distribuir de forma justa los recursos entre todos los seres humanos. Una visión que ha sido pionera entre los movimientos alternativos al modelo de crecimiento económico ilimitado y 
al mantenimiento de enormes brechas entre ricos y pobres a lo largo nuestra historia reciente.
La E.A. se mueve en el plano axiológico, en primer lugar, para desactivar algunos de los señuelos que, en nuestras sociedades, ofrecen un supuesto «progreso» a base de tener más y consumir más. El verdadero avance hacia un desarrollo sostenible vendrá por la aceptación y la puesta en práctica de valores que, en gran parte del mundo occidental, hemos perdido: la austeridad en el uso de los recursos; el reconocimiento de los límites; la capacidad para disfrutar de un ocio no necesariamente consumista; la valoración de los intangibles que proporcionan auténtica calidad de vida (el disfrute de la naturaleza, la compañía…) y que, generalmente, son gratuitos. Todo ello resulta fundamental en nuestros programas, porque la sostenibilidad global comienza por la sostenibilidad personal.
[...]



Tomado de Revista de Educación, número extraordinario 200 9: 
http://www.revistaeducacion.mec.es/re2009/re2009_09.pdf

miércoles, 2 de febrero de 2011

Confint: Por un manifiesto de jóvenes europeos "CUIDEMOS EL PLANETA"

En las jornadas de presentación de la Carta Internacional de los Jóvenes: Cuidemos el Planeta a las autoridades europeas, se elaboró el siguiente manifiesto de los jóvenes europeos.



Nosotros, europeos de 12 a 15 años, nos hemos reunido en Brasilia con otros habitantes de la Tierra venidos de todo el mundo para asistir a la Conferencia Internacional "Cuidemos el Planeta". 

Nosotras y nosotros, conjuntamente, nos queremos comprometer a preservar el medio ambiente y, a nuestro nivel, contribuiremos a: 

1. Educar a todos y fomentar la concienciación sobre los efectos del calentamiento global, así como informar sobre la contaminación y el consumo de recursos. 
2. Reducir la contaminación del aire e informar sobre el impacto de las fuentes de energía no renovable y los nuevos medios de transporte. 
3. Reducir el consumo de agua, reutilizarla y movilizar todos para que cambie su comportamiento. 
4. Proteger las especies e informar a jóvenes y adultos sobre las especies animales y vegetales en peligro y movilizarnos para que cambien su comportamiento. 
5. Proteger, preservar y restaurar la biodiversidad conservando los ecosistemas y luchando contra la desertización. 
6. Insistir en que las grandes compañías que representan la economía mundial no sólo tengan cuidado con el Planeta, sino que también animen a los jóvenes a hacerlo, invirtiendo en proyectos educativos. 
7. Actuar con organismos gubernamentales y no gubernamentales para que conjuntamente se pueda tener un mundo mejor y un estilo de vida que preserve el medio. 
8. Hacer un llamamiento a los gobiernos para que creen nuevas leyes medioambientales más estrictas y difundan información sobre el medio ambiente mediante la educación, los medios de comunicación y las redes sociales. 

¡Todo el mundo puede contribuir a cambiar el comportamiento, todo el mundo puede actuar! 

En cuanto a nuestro estilo de vida podemos: 
• Detener el consumo excesivo y comprar lo que sea realmente necesario. 
• Promover aspectos positivos de cambios de comportamiento (consumir menos, caminar, usar el autobús, volver a aprender a caminar, tomar el aire ...). 
• Promover la comunicación y fomentar la concienciación, insistiendo mucho en que sea en un tono positivo y animar a la población a cambiar su comportamiento. 

En cuanto a la energía podemos: 
• Animar a las escuelas a que utilicen energías renovables. 
• Asegurarse de que no nos dejamos el ordenador o cualquier otro aparato electrónico en posición stand by y decir a todo el mundo que apague las luces y utilice bombillas de bajo consumo para ahorrar energía. 
• Hacer un "día sin carne" en el comedor de la escuela. 

En cuanto al aire podemos: 
• Utilizar y promover el uso de transporte público e indicar las consecuencias de utilizar los coches. 
• Caminar e ir con la bicicleta propia y con sistemas de bicicletas compartidas, y coche compartido. 

En cuanto al agua podemos: 
• Utilizar detergentes biológicos en casa y. 
• Reutilizar el agua de la lluvia para los WC y regar las plantas. 

En cuanto al suelo podemos: 
• Reducir el consumo, los residuos, el consumo de papel, preferir los productos sin empaquetar. 
• Fomentar la agricultura ecológica (fertilizantes ecológicos) para reducir el uso de los químicos. 
• Organizar y participar en proyectos de plantación de árboles (días especiales en la escuela). 
• Comprar en comercios locales más que a supermercados y crear una lista de productores locales de nuestro pueblo o ciudad. 

Y para comunicar y hacer oír nuestra voz nos comprometemos a: 
• Crear instrumentos de comunicación en la escuela o de grupo y difundir la Carta ampliamente (conferencias, encuentros, exposiciones...). 
• Difundir carteles, hacer anuncios en la televisión y la radio, etc. 
• Insistir en la gente, que es de interés social y económico cambiar sus comportamientos. 
• Escribir a las autoridades y firmar la Carta con un vídeo con un mensaje fuerte (somos el futuro de nuestro planeta, jóvenes preocupados y comprometidos...). 
• Presionar a los gobiernos para que trabajen unidos, ya que Europa tiene un impacto político a escala global, y pedir a nuestros políticos, a escala local, que se comprometan más. 

Avanzamos, debemos estar unidos: concienciar a todo el mundo, compartir nuestras experiencias, implementar nuestras acciones y ayudar a los países que lo necesiten, aunque haya fronteras. También queremos ser jóvenes justos: hacer que todos y todas tengan los mismos recursos y acceso al conocimiento. Por todo ello, ¡nos comprometemos a respetar el medio y construir un mundo más justo y feliz!