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martes, 6 de noviembre de 2012

Gutiérrez Bastida, J.M. (2011): Sus tenere. Sostenibilidad vs Mercado y Tecnología



Traemos un fragmento de Sus tenere, que nos recuerda de dónde provienen muchos de los movimientos que se "tienen que dar" frente a la crisis o al fraude que vivimos en carne propia ahora y que, hasta hace poco, veíamos de lejos, en países empobrecidos. Hace tiempo que algunos diseñaron un "consenso".

Consenso de Washington (1989)

Mientras tanto en el Norte, los miedos de una oleada en el proteccionismo comercial coincidieron con un ascenso monetarista y del pensamiento económico neoclásico, en tanto que muchos estados del Sur hacían frente a los rigores de los tristemente famosos ajustes estructurales. Esta situación trajo consigo el éxito de la más radical redistribución jamás pensada por la Comisión Brundtland.
En 1989 el Instituto de Economía Internacional convoca una conferencia en la que participa como ponente John Williamson, economista inglés, que expone el trabajo titulado Lo que Washington entiende por reformas políticas. En él presenta un decálogo de medidas para América Latina, basado en el modelo de equilibrio competitivo de la economía de mercado que era mayoritariamente aceptado en los países desarrollados. Aunque inicialmente se dirigía a esa región del planeta, pronto adquiere carácter de programa mundial y toma el nombre del Consenso de Washington (entendiendo por Washington –según el propio Williamson– los organismos e instituciones económicas internacionales, como el BM, el FMI, la OCDE... y propias de EE.UU., como la Secretaría de Estado, el Congreso, la Reserva Federal y otros (Wall Street…).
Los diez mandamientos a los que hace referencia este documento son:
-          Disciplina fiscal
-          Reordenamiento de las prioridades del gasto público
-          Reforma impositiva
-          Liberalización de las tasas de interés
-          Una tasa de cambio competitiva
-          Liberalización del comercio internacional
-          Liberalización de la entrada de inversiones extranjeras directas
-          Privatización
-          Desregulación
-          Derechos de propiedad
Estos diez puntos, en la literatura especializada, constituyen la base del neoliberalismo. Sin embargo, el propio Williamson rehúsa tal consecuencia:
«Si hay algo que enfurece a John Williamson es que lo acusen de “neoliberal”.
”Mi perspectiva intelectual sólo se nutre del legado de John Locke, Adam Smith y John Stuart Mill; pero desde que descubrí que el neoliberalismo es el conjunto de doctrinas económicas adoptadas por Ronald Reagan y Margaret Thatcher, en los 80, comprendí qué era aquello que escandalizaba tanto a la gente”, dice Williamson, casi a modo de disculpa» (Boragani, 2003)
No obstante, el FMI, el BM o el tesoro público de EE.UU. lo toman como la Biblia Económica de los nuevos tiempos.
Este documento establece la minimización de los poderes de los estados, y por ende la casi desaparición de los estados, y la extensión del mercado libre sin limitaciones. Pero… para los países del Sur.
Esto es, mientras los países pobres deberán dejar desasistidos a sus agricultores y obligarles a cambiar el objetivo de alimentación de la agricultura de subsistencia por el de cubrir las necesidades de los países ricos, en éstos se seguirá subvencionando a la agricultura y enviando los excedentes alimentarios, en el mejor de los casos, a los países pobres o a hacer compost.
«Sin embargo, los adeptos del librecambismo sostienen que no debería haber ninguna restricción a la invasión de los mercados, y la OMC ya ha anulado numerosas medidas de interés público tomadas por los gobiernos, alegando que constituían trabas al comercio.
Con todo, esto no impide que dichos gobiernos presten ingenuamente su apoyo a las que toman como sus multinacionales, incluso cuando no pueda decirse de éstas que hayan dado pruebas de lealtad hacia un país; las ventajas fiscales, la concesión de créditos, las atribuciones de terrenos y una gran laxitud en cuanto al medio ambiente o a las normas de seguridad de los trabajadores son atractivos que se les ofrecen a las empresas para que se ubiquen lejos de su país o región de origen si no más» (Colectivo Revista Silence, 2006).
La década que se inaugura ofrece, además, un campo abonado tras la caída de los bloques, la desintegración de la URSS y las reformas en China. El fenómeno de la globalización neoliberal comienza a dar sus primeros pasos.
Según afirma J. E. Stiglitz, fuertemente crítico con el Consenso de Washington, no puede haber un modelo económico único para todos los países. Para este Premio Nóbel de Economía, dos son los aspectos más relevantes para mejorar el funcionamiento y resultados de la economía mundial: el análisis contextual de cada país respecto a garantizar el desarrollo sostenible y la reestructuración de la arquitectura económica mundial para promover la estabilidad y equidad de todos los países. En definitiva, una nueva combinación de mercado y gobierno (Fórum Universal de Culturas, 2004).
Esta filosofía del Consenso tuvo una vuelta de tuerca en 1994, en los propios EE.UU. y bajo el gobierno del demócrata W. J. Clinton, cuando se presenta el Contrato de América por el que los republicanos se hacen con el control del Congreso. En este Contrato «se aboga por la ampliación del mercado libre, que tiene dos vertientes: protección estatal y subsidio público para ricos, disciplina de mercado para los pobres» (Chomsky, 2006).
W. Easterly, economista y autor de La carga del hombre blanco, afirma que no hay nada malo en las ideas del Consenso de Washington, pero que su puesta en práctica ha sido error:
«porque se entrega su implementación a outsiders, para que la hagan desde fuera, de forma coercitiva. Y ésa es la peor forma posible de fomentar el libre mercado, con extranjeros que no saben nada del país obligándote a hacer lo que ellos creen que es correcto, su idea de un mercado libre. Por eso es por lo que yo creo que el Ajuste Estructural es una idea tan mala» (Pardo, 2007).
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Tomado de:
Gutiérrez Bastida, J.M. (2011): Sus tenere. Sostenibilidad vs Mercado y Tecnología. Editorial Bubok. Madrid.

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